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lunes, 18 de julio de 2011

SÍSIFO

Sísifo era un humano astuto, y como humano estaba en desventaja contra los dioses. La causa de su pena fue injusta, pero su castigo eterno y ejemplar: empujar una roca enorme hasta lo alto de una colina, y cuando hombre y piedra llegaban a la cima, la piedra rodaba de nuevo a lo profundo del valle, para que Sísifo la volviera a empujar a la cima, en un esfuerzo frustrado, por los siglos de los siglos.

Ya no lo pondré más en duda: cuando Messi se pone la camisa albiceleste, se está vistiendo de Sísifo. No puedo afirmar que sea este un castigo divino para la Pulga, pero tiene todas las trazas de serlo. Y no haré el juego a sus adversarios, especulando acerca de la causa. Advierto, eso sí, a todos los que seguimos con devoción a la Pulga, que tenemos que acostumbrarnos a esta suerte. No es, amigos, una renunciación ni un acto de conformismo; pero sépanlo de una vez por todas que por un largo tiempo (y es posible que para siempre), sea este el tránsito del Pibe con la albiceleste. Ya no lo pondré más en duda, porque esa misma duda impide ver mejor las cosas. Es necesario aceptar los hechos como son. ¿Un arrebato de pesimismo? Es posible, pero después de ver jugar a Argentina en la eliminatoria hacia Sudáfrica, luego en el Mundial, y finalmente en esta Copa América, estoy casi convencido de que esta generación de jugadores --incluyendo a Messi-- tienen muy difícil alcanzar un título (sea cual fuere) con su selección.

Batista es un buen técnico. Dispone de jugadores buenos, algunos excepcionales, y cuenta en sus filas con el mejor jugador del Planeta; pero no ha sido capaz --hasta ahora-- de armar un equipo con ellos. En verdad no es fácil, porque, desde Alfio Basile (Venezuela 2007), nadie lo ha logrado, y no hay nada más inestable que el banquillo albiceleste. Hay una posibilidad baja de que lo logre; pero aunque baja, sigue siendo una esperanza. Armar un equipo como España o Uruguay lleva años y, es necesario, que en el camino se tomen decisiones correctas. Por supuesto que también entra en juego la suerte. Por el momento, ni se toman decisiones correctas y los santos andan de espaldas. Con estos dos ingredientes tan adversos, es imposible conjuntar y amalgamar un equipo con potencial real de ganar un título.

SE VA AL TREN...

Lo bueno de la Copa América --si algo bueno se puede sacar-- es que se demostró que es falso que sea Messi quien falla, y que esa es la causa de todos los males en la selección, como temerariamente lo afirmaron muchos. Es el entorno el que falla, porque Messi demostró que está muy por encima de todos sus compañeros. Aun cuando no rindió como se esperaba de él en los dos primeros compromisos, fue impresionante su juego en los dos últimos. Ningún jugador de las selecciones que disputaron esta Copa brilló tanto como Messi --a excepción de dos o tres porteros, y tal vez Forlán o Suárez. Pero al igual que en el Mundial de Sudáfrica, no bastó con su esfuerzo y con su clase. Argentina parece destinada a un pecado capital: no poder subirse al Tren Messi, y dejarlo pasar, diciéndole adiós con la amargura de no comprenderlo. Eso parece estar ocurriendo, y no solo con Messi, sino con la maravillosa camada de jugadores actuales (especialmente de delanteros). Irremisiblemente, parece que esta camada será tirada a la basura, incluyendo al mismísimo Rey Leo Messi. Para él es un tormento todo lo que ocurre con su selección; pero jamás declinará defenderla. Grandiosos jugadores tuvieron su trágica historia: Maradona vivió el calvario de la droga; George Best, René Housseman y Paul Gascoine, el del alcohol. La tragedia de Lionel se llama Selección Argentina de Fútbol y todo su entorno.

Messi se fue sin convertir goles en la Copa América, pero asistió 3 de los 5 goles de su equipo, y puso en bandeja al menos otros cinco, que no fueron convertidos por sus compañeros. En el Barsa dispone de más movilidad en todo el frente de ataque, porque Busquets y Xavi conforman un brutal tándem de recuperación y creación, y gracias a ellos, él se puede encargar de otras faenas, como convertir o gestar los goles. En Argentina, no dispone de un tándem similar, ni siquiera juega de falso delantero, sino de enganche (la función que desempeñaba Riquelme).

En parte se entiende esto, porque Argentina posee dinamita pura en los pies de Agüero, Higuaín, Lavezzi y Di María, y parece innecesario e inconveniente meter a Messi --con tantos atributos-- entre estos delanteros, aunque bien podría enseñarles algunas artes a todos. Sin embargo, la verdad es que tampoco ha funcionado este método. Lo usó Maradona y lo usó Batista. Pero a veces da la sensación de que ningún técnico argentino descifró el enigma de cómo aprovechar realmente la mejor arma de su equipo. Esta tarea sigue pendiente. Otro problema es que todos los equipos le asignan marcaje personal de 2, 3 y hasta 4 jugadores a Messi, para evitar que controle el juego, sabiendo que si Leo se vuelve con espacios, se adueña del partido y los liquida. Estos marcajes a estampilla, son un anacronismo en el fútbol actual, y casi parecen reservados solo para Messi.

Leo casi no disparó al marco en los cuatro partidos, porque tuvo pocos espacios cerca de la portería enemiga. Sin embargo, esa distancia le sirvió para, con gran claridad, poner unos pases precisos y perfectos, dejando a sus compañeros totalmente libres para convertir los goles. Aunque Messi pudo desequilibrar lo suficiente para poner tales asistencias, en el fondo su gran capacidad no se aprovecha como en el Barsa, llegando a ser esta una desventaja para Argentina, porque Messi carece de acompañamientos.

EL ALGORITMO MESSI...


Así las cosas, el juego de Messi en Argentina se basa en un algoritmo complejo que lo limita y confunde: si sortea a sus múltiples celadores, puede crear fútbol asociándose con el compañero que esté a su lado; si nadie lo acompaña, debe buscar el hueco, para poner pases de gol; si no hay jugador desmarcado que reciba estos pases, entonces tratará de romper la defensa a base de gambetas; si no logra romper la defensa, perderá la pelota a menos que algún compañero la recupere, y solo si lo logra romper la defensa, tendrá al marco y al portero a su disposición para intentar convertir un gol. Demasiados pasos, para llegar al punto de disparo. ¿No les parece?


En el Barsa, no hay tal algoritmo, todo es mucho más simple, porque el acompañamiento es permanente y natural. En el fondo, la complicidad --a la que me referí en la entrada anterior-- es el lenguaje natural que hablan los jugadores del Barsa. Por ello, Messi puede tomar muchas direcciones para llegar a la meta, y casi todas lo conducen al gol: puede irse al frente realizando paredes con los mediocampistas y delanteros, porque todos, por igual, son capaces de leer sus intenciones y corresponderle; cuando este camino resulta complicado, siempre le queda el recurso de romper la defensa a base de gambetas. Todo lo anterior, gracias a otra clave primordial: el balón siempre le llega, porque el primer mandamiento del Barsa de Guardiola es "robarás el balón con una fe inquebrantable, y luego lo pondrás a disposición de tu equipo". Argentina carece de esta vocación y de este oficio. Seamos justos, pocos equipos en el mundo lo tienen. Por eso es absurdo querer que Argentina juegue como el Barsa. Ningún equipo juega como el Barsa.

COMPRENDERLO O DEVOLVERLO

Como dije en la entrada anterior, a Leo hay que comprenderlo o devolverlo. Como el regreso es impensable, solo queda la opción de comprenderlo. En este sentido, propongo que de una vez por todas, Argentina deje de ser pusilánime, y construyan REALMENTE un equipo que gire en torno a su máxima estrella, inclusive dándole, desde ya, la cinta de capitán. Esto se ha dicho, desde que Maradona tomó el control de la albiceleste, lo han repetido los técnicos y lo ha repetido Grondona; pero nadie le pone el cascabel al gato. El terror paraliza, y no hay cosa peor que la parálisis. Un antiguo proverbio chino dice: el sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él...

Sabemos que es imposible alcanzar el juego del Barsa, pero entonces muramos con el arsenal que tenemos y con el Rey que tenemos. Hagamos ronda alrededor de él, pongamos a jugadores que la toquen para él y con él (Pastore, Biglia, Gago, Banega, por ejemplo) y a Leo jugando en complicidad con ellos. ¿Sería todo ello suficiente para mejorar y tener un equipo justo que pelee las eliminatorias y el mundial de Brasil? Ni por asomo. Sería solo un punto de partida, pero no nos podemos engañar, porque el mayor pecado de Argentina no reside tanto en la incapacidad de armar juego o en la escasa puntería de sus delanteros, sino en su defensa, y eso todo el mundo lo sabe. Hay que hacer ajustes profundos allí, y temo que ese hueco no sera fácil de resolver de acá a las eliminatorias. Además, ya tengo fuertes dudas de que Batista, por sí solo, sea capaz de resolver este enorme problema. En el partido contra Uruguay, TODOS los centros al área de Forlán parecían penales, y fueron ganados por los charrúas; Suárez, de espaldas, le ganó todas las pelotas a los centrales argentinos, y expulsó a Mascherano! En el Mundial de Sudáfrica, Argentina perdió, en dos minutos, la moral contra Alemania, porque con en el primer tiro libre teutón, ya teníamos un gol en contra. Así no puedes ganar nada, por más Messis que tengas en tu equipo.

Por ello, lo primero que tiene que hacer Batista o cualquier técnico es CREAR una defensa, casi partiendo de cero. Sin una defensa medianamente calificada, veo serios problemas para pasar la eliminatoria. ¿Tendrá tiempo el técnico de Argentina para construir una defensa medianamente calificada para esa vital contienda? Ese será el gran reto argentino. Uruguay, Paraguay, Venezuela y Perú llegaron lejos en Copa América, porque poseen defensas fuertes y supieron sacar provecho de las pelotas muertas. Argentina, ni tiene buena defensa ni sabe sacar provecho de pelotas muertas.


Le tocó la mala suerte a Messi de que su generación de compañeros argentinos parecieran no estar a su nivel, y que hasta ahora no haya habido un técnico, ni una estructura, ni un plan, capaz de ponerlos a todos a jugar en complicidad. Y esto ya se ve lejos alcanzarlo. Lamentable reconocer cuanto se aleja un título para la Argentina. Ahora solo queda soñar con Brasil 2014. Y si Argentina se clasifica, estarán esperándolo, con la cara enfurruñada, selecciones realmente candidatas como España, Alemania, Uruguay y la misma Brasil, que tendrá la casa a su favor.

MAESTRO TABÁREZ

Después del partido contra Uruguay, su técnico Oscar Washington Tabárez declaro: "En acciones individuales, Messi es un gran jugador, dentro de lo máximo que ha tenido la historia del fútbol y nos costó mucho, pero trabajamos mucho en la planificación del partido. Sabemos que Messi es un jugador determinante y mucho del ataque de Argentina dependía de su potencial individual. Creo que él jugó un muy buen partido. Eso también nos deja contentos, porque no es fácil sobrellevar un partido con este tipo de jugadores". Messi no está para dejar contentos a los rivales, don Oscar; Messi está para dejar contentos a sus equipos y a sus seguidores. Es absurdo e ingrato que la felicidad charrúa se sustente en disminuir e invisibilizar a Messi. Cuando el rival se va contento porque venció o anuló a Messi, el mundo quedó al revés... Por más talentoso que sea Lionel, no puede su equipo encomendarse únicamente a la suerte de su genio, porque en el camino encontrará defensas tan completas como la de Uruguay. Sobra decir que con esta defensa y con delanteros tan buenos como Forlán y Suárez, Uruguay aún puede aspirar a mejores logros en Brasil 2014.

Al contrario de Uruguay, el futbol argentino, de forma general, vive horas aciagas, en los clubes, en las selecciones y en la organización--y no de hoy, sino casi desde que Maradona abandonó los campos de juego. Lo paradójico es que a pesar de lo mal que se hacen las cosas, siguen produciendo buenos y excelentes delanteros (lástima que no produce aún buenos defensas, ¿por qué será? mmm...).

En su famoso ensayo, El Mito de Sísifo, Albert Camus afirma que Sísifo experimenta la libertad durante un breve instante, cuando ha terminado de empujar la piedra a la cima y esta rueda deprisa, valle abajo; ese instante en que ya no carga la piedra, y debe bajar de nuevo a buscarla, "hay que imaginarlo a Sísifo feliz", declara Camus. Yo no quiero eso. No queremos a Messi feliz por haber dejado el fardo, aún tratándose de solo un instante. Todo lo contrario. Aún sabiendo que está destinado a sufrir con la albiceleste, lo queremos un poco más rebelde, dando un puñetazo y diciendo a todos: "no la toquen, voy de nuevo por esa piedra"...




Gracias amigos, seguimos pronto con la pretemporada del Barsa, de frente a la nueva temporada. Será fascinante una nueva batalla contra Mourinho!

martes, 12 de julio de 2011

10 SEMANAS EN GLOBO


10 semanas antes del partido de ayer entre Argentina y Costa Rica, Lionel Messi ponía, por primera vez, sus pies en el pequeño país centroamericano. Como se sabe, Leo fue el invitado de lujo, para inaugurar el nuevo Estadio Nacional de Costa Rica; empero el astro no jugó un solo minuto, a causa de unas molestias musculares, y fue silbado allí, mucho antes que en la terrible noche santafecina de la semana anterior, ante la selección de Colombia. (Ver entrada "Messi atisba el Irazú")

La rabia de Leo fue evidente aquella noche en San José, quizás por la impotencia de no poder jugar, por sentirse víctima inocente de un Sudoku jugado por otros, o simplemente por el cabreo de ser silbado por un estadio casi en pleno, por primera vez en su carrera

Jamás imaginó nadie, ni argentinos ni costarricenses, que por arte de birlibirloque, aquel encuentro en Costa Rica, asumido erróneamente por la albiceleste como un simple "picadito", se trocara, cien días después, en un juego crucial, ante la misma selección centroamericana; pero esta vez en la Ciudad de Córdoba, y en el marco de una Copa América! En el primer partido, Batista no quiso mimar a la hinchada costarricense poniendo a jugar a sus otras estrellas más visibles. Se empecinó, y aquella noche inolvidable, no solo no jugó Messi, tampoco lo hicieron Di María, Cambiasso, Zanetti, Burdisso, etc. Un desprecio total para la hinchada costarricense.

10 semanas después, Costa Rica llegó de invitado de último minuto a la Copa América, por "culpa" del sunami en Japón, y esta vez, Batista se encomendó al genio de su principal estrella, y además le prendió velitas a Di María, Zenetti, Burdisso, y hasta requirió de la puntería del Kun Agüero. Es decir, "en San José guardamos todo, porque no era necesario; pero ahora, en Córdoba, saquemos el mayor arsenal posible, pues estos chiquillos ticos nos pueden amargar la más importante fiesta en casa". Gran lección que el tiempo ha dado a Batista y a sus chicos, incluido Lionel, por supuesto. Ojalá la hayan aprendido bien.

Después de este desahogado jalón de orejas, me referiré a las críticas absurdas y brutales que recibió Messi por los resultados de la albiceleste, en los dos primeros partidos de esta Copa América...

EL CASO MESSI

Como casi todo el mundo (dentro y fuera de Argentina) se ha acostumbrado a medir a Messi, usando un singular artefacto llamado "Maradómetro", la Pulga siempre queda en deuda, porque Diego conjugaba, por igual, rebeldía (que no siempre es sinónimo de liderazgo) con un insólito dominio técnico. Messi es poseedor del mismo dominio técnico; pero es verdad que se queda corto en rebeldía. ¿Es eso un pecado? ¿Lo convierte, dicha carencia, en un descartado para el Olimpo de los dioses del fútbol? ¿Puede haber otros atributos que compensen tal rebeldía, y lo puedan ayudar a ser el mejor jugador de la Historia? Respondemos a estas preguntas con lo que ya hemos dicho hasta la saciedad: Messi es diferente, punto. Compararlo con Maradona es una tontería. En muchísimos aspectos, Messi queda debiendo. En muchísimos otros, desnuda al Pelusa. Además, Leo tiene en contra --¿y por qué no a favor?-- la juventud. Muchos lo comparan con el Diego pulido y completo (de los títulos con el Nápoli y la Copa del Mundo en México); pero olvidan algo esencial: Leo está a mitad de su carrera. ¿Qué diremos --que dirán-- si al final de ella, Messi termina obteniendo 5 balones de oro y 5 Champions League?

Ah.. y para no dejar sin concluir el tema de la rebeldía, les digo que en la selección de Argentina, Carlos Tévez la encarna mejor que nadie; pero la rebeldía por sí sola, tampoco garantiza el éxito. La rebeldía de Carlitos dejó diezmada a Argentina varias veces en la eliminatoria hacia Sudáfrica, y todos sabemos cuánto desfallecía Argentina por un puntito en aquellos lances tremendos. Los espasmos revolucionados de Tévez detrás de una pelota producen vértigo. Uno vislumbra el momento de un zarpazo inoportuno, como antesala de un cartón rojo. Gran jugador el Carlitos Tévez, luchador como pocos...

En el Barsa, los líderes naturales son Puyol o Xavi; en Argentina son Zanetti o Mascherano. Hay que entender, sin embargo, que no siempre el líder viene premiado con el don de la resolución. Este don lo tiene Messi, y mucho más desarrollado que todos sus compañeros. Es cierto que por ahora, Leo no dispone del liderazgo de estos capitanes; pero recordemos que Leo habla en la cancha. Fuera de ella, no le interesa mucho hablar. Inclusive es desesperadamente omiso hasta para defenderse de las mentiras que le inventan. Se le critican a Messi sus silencios --contrástandolos con el verbo incendiario de Diego--. Los mismos periodistas que un día ponderan favorablemente el aire discreto del pibe, al día siguiente lo despedazan por no hablar cualquier fruslería.

¿
Por qué Messi es asi? No lo sabemos, ni deberíamos ahondar en ello. Nos debe importar su fútbol, como materia de estudio o como mero placer. A lo sumo sospechamos que en su árbol genealógico encontraremos algún bisabuelo igualmente taciturno, de Balaguer o de Recanati. ¿Es eso un defecto? No. Messi va para su tercer Balón de Oro consecutivo, sin haber pegado gritos o insultado a colegas o compañeros, sin haberse metido en un solo escándalo mediático, y sin haber disparado perdigones a periodistas... Desespera a estos la forma de ser de Leo, porque solo les queda seguir alabando su juego, y quizás ello les resulte aburrido. Leo es querido por el vestuario argentino y catalán, porque es persona discreta, callada y de perfil bajo; pero sobre todo porque, en la cancha, los hace buenos a todos. Como dice Luis Martín, en el diario español El País: "A Messi se le juzga por cómo mira, por cómo saluda, por si ríe, por si no ríe, por si muerde la cucharilla del café, y además, por no cantar el himno se recela de su patriotismo".

Cuando los psicólogos diseñan equipos de trabajo en las empresas, se aseguran de que estos sean tan heterogéneos como sea posible, procurando diversidad en actitudes y aptitudes. No es conveniente, y tampoco pareciera posible, que los equipos estén constituidos solo por personas con alta dominancia o influencia; también se ocupan personas estables y concienzudas. Un gerente que sepa amalgamar personas con alta dominancia junto a personas con alta estabilidad, deviene en un gran gerente, porque los equipos de trabajo estarán suficientemente motivados, y en consecuencia, posibilitan los éxitos. Respetar --y potenciar-- las cualidades de cada uno, en lugar de estandarizarlos a todos, constituye una señal inequívoca del verdadero líder de grupo. En ello consiste el gran éxito de Guardiola, el verdadero gurú del Barsa... Esta es una asignación pendiente en Argentina todavía. Aprendamos Checho!

EL ARTE DE LA COMPLICIDAD

A los argentinos, les digo algo simple, con Messi solo tienen dos caminos posibles: comprenderlo o devolverlo. Devolverlo es complejo, porque Messi ama a su Patria profundamente y no se irá con facilidad, pese a que su Patria --no toda, por suerte-- se empecina en quererlo ver como un clon del pelusa, y no como un genio en construcción de su propia leyenda. Comprenderlo sería mucho más fácil. Pero sabemos que los argentinos --no todos-- se ahogan en un vaso de agua, y rara vez atesoran lo que tienen. El mismo Maradona defendiendo a Messi ha dicho una frase terriblemente incómoda y verdadera a la vez: "a los argentinos nos va como nos va, porque somos como somos". Tomen nota los argentinos de algo que puede ocurrir en el futuro: cuando surja en Argentina el sucesor de Messi, tendrá todavía un camino más pantanoso, porque le pedirán que sea Diego y sea Leo, a la vez. ¿Se imaginan?

En todo caso, igual voy a expresar lo que quiero decir con comprenderlo a Leo: a Maradona le bastaba con su rebeldía natural para motivarse; en el caso de Leo, no ocurre así, porque La Pulga aún requiere de mimos. Necesita sentirse respetado y admirado, dentro y fuera de la cancha, y arropado por el vestuario. Cuando a Maradona le silbaron el himno en Italia, le salieron unos viscerales mentonazos de madre que son célebres... Convengamos en que Messi difícilmente haría eso. Pocos lo harían. Pero por otras artes, por su magia inigualable, el Pibe puede, igual, destruir un portaviones.

Messi sigue jugando como un chiquillo de potrero en Grandoli, enamorado del balón y del gol. Cuando juega feliz, parece que podría hacerlo por horas continuas, sin llegar al cansancio. Reducir la fórmula del éxito de Messi a la simple obligación de crearle sociedades es quedarse corto. Es no comprender la ecuación. El éxito de Messi (y de los equipos en que juega) se basa en la complicidad. ¿Que es la complicidad? Es cuando los chiquillos juegan, sin pensar en el reloj por más madre severa que los espere, con una pelota gastada en una plaza sin luz ni césped, con un par de piedras por marco, y una sola consigna: yo te doy la pelota redonda y vos me la devolvés redonda, no importa si no te veo, igual te la pongo allí por donde yo sé que vas a pasar...


Esta complicidad la ilustran perfectamente Agüero y Messi: desde la época del Mundial de Holanda, pasando por la medalla de oro en Pekín, no han hecho otra cosa que entenderse a la perfección, casi sin mirarse, y cuando la jugada que realizan termina en gol, los dos chiquillos se van abrazados hasta la media cancha, entre risas, diciéndose "viste cómo era, che boludo?...". Por suerte, esto lo entiende maravillosamente Pep Guardiola, quien logró rodear a Leo de dos extraordinarios cómplices en su equipo: Xavi e Iniesta. El éxito rotundo del Barsa debe mucho (muchísimo) a esta complicidad. Guardiola lo expresó mejor que nadie: Leo siempre juega bien, cuando no es así, es porque algo en su entorno no funciona. Allí esta la clave, Sergio. Este es el mejor consejo que pudo darte Guardiola. Es cierto que a veces las cosas no salen bien aun estando los cómplices en la cancha -- Aguero y Messi jugaron juntos contra Colombia y el resultado fue malo; con el triunvirato Xavi-Iniesta-Messi, el Barsa también ha perdido partidos--; pero a veces hay cortes de fluido eléctrico que el técnico no previó, o que acaso él mismo causó. Ese es el gran reto de Argentina si quiere ganar la Copa América: mantener la complicidad encendida. Ojalá se logre el sábado ante Uruguay, un rival muy digno, y tanto o más duro que los tres primeros rivales de la albiceleste...

EL PARTIDO CONTRA COSTA RICA


Es verdad que el partido contra Costa Rica fue precedido de enorme tensión. A esos veintidós muchachitos dirigidos por un gran estratega como Lavolpe, les sudaban las manos, tanto de ansiedad como de temor. Normal. Casi todos ellos están empezando a jugar a grandes. Uno de ellos (Francisco Calvo), nunca ha recibido un cinco por jugar al fútbol... Y aún así, esta selección tuvo un fogonazo contra Bolivia que encendió todas las alarmas en Argentina. Sembraron mucha duda, y los argentinos lo constataron durante 44 minutos. Pese al dominio de la albiceleste, con un Messi espectacular, los ticos parecían irse al descanso con un valioso botín, y ya las caras largas empezaban a notarse en Córdoba. Sabían los argentinos que esos 15 minutos de descanso servirían para batir más el barro en su contra. Para suerte de ellos, Aguero estaba fino y despabilado. Para mala suerte de Moreira (qué futuro Moreira!) el balón le quedó al Kun, que no perdona. A partir de allí, salió la luna en Córdoba, y Messi se adueñó del juego. Claro, podemos hablar de un juego notable de Argentina, porque ciertamente lo fue. Pero Argentina no debe olvidar que el rival era casi una selección estudiantil, con bastante futuro por cierto. Y claro, cuando Messi tiene espacios, no hay fuerza en el mundo que lo detenga.

Se ha criticado mucho a Argentina, y de paso a Costa Rica, afirmando que Leo se comió un pastelito. Pero no olvidemos que los defensas del Real Madrid (el esquema defensivo más completo del mundo), hace un par de meses, parecían tigres de papel cuando Messi tomaba la pelota y se iba de todos ellos, casi hasta las barbas de Casillas, y eso se los hace dos veces por año! Sí me preocupa mucho la defensa argentina, porque Costa Rica apenas la exigió, y ya vimos que ante Colombia y Bolivia la defensa hizo agua; de no ser por Romero, es posible que Argentina hubiera llegado casi eliminada ante Costa Rica. Otro apunte tremendo que Batista no debe olvidar!

Leo piensa en Leo

Me pareció de enorme mérito lo de Costa Rica, no por este partido. En todo caso, ocurrió lo normal. Pese a ello, auguro un futuro excelente para Joel Campbell, Geiner Mora y el portero Leo Moreira. Creí que Chiqui Brenes iba a ser el cómplice perfecto para Campbell en esta Copa América, pero el hábil volante cartaginés cometió el error de la Copa, para su equipo, en el partido ante Colombia.

Costa Rica es un país pequeño, pero siempre produce jugadores de gran técnica. Está en crecimiento futbolístico. Si se mantiene Lavolpe hasta el final, y el proceso continúa, veo un futuro similar al de Venezuela. Poco a poco aflorarán talentos nuevos, y en una década o menos, Costa Rica será invitada habitual a enfrentar a Argentina y Brasil, y será normal su participación en Copa América.

Es todo, amigos lectores. Seguiremos con los cuartos de final de la Copa América; de lo contrario, nos vemos en la pretemporada del Barsa!

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