
Ya no lo pondré más en duda: cuando Messi se pone la camisa albiceleste, se está vistiendo de Sísifo. No puedo afirmar que sea este un castigo divino para la Pulga, pero tiene todas las trazas de serlo. Y no haré el juego a sus adversarios, especulando acerca de la causa. Advierto, eso sí, a todos los que seguimos con devoción a la Pulga, que tenemos que acostumbrarnos a esta suerte. No es, amigos, una renunciación ni un acto de conformismo; pero sépanlo de una vez por todas que por un largo tiempo (y es posible que para siempre), sea este el tránsito del Pibe con la albiceleste. Ya no lo pondré más en duda, porque esa misma duda impide ver mejor las cosas. Es necesario aceptar los hechos como son. ¿Un arrebato de pesimismo? Es posible, pero después de ver jugar a Argentina en la eliminatoria hacia Sudáfrica, luego en el Mundial, y finalmente en esta Copa América, estoy casi convencido de que esta generación de jugadores --incluyendo a Messi-- tienen muy difícil alcanzar un título (sea cual fuere) con su selección.
Batista es un buen técnico. Dispone de jugadores buenos, algunos excepcionales, y cuenta en sus filas con el mejor jugador del Planeta; pero no ha sido capaz --hasta ahora-- de armar un equipo con ellos. En verdad no es fácil, porque, desde Alfio Basile (Venezuela 2007), nadie lo ha logrado, y no hay nada más inestable que el banquillo albiceleste. Hay una posibilidad baja de que lo logre; pero aunque baja, sigue siendo una esperanza. Armar un equipo como España o Uruguay lleva años y, es necesario, que en el camino se tomen decisiones correctas. Por supuesto que también entra en juego la suerte. Por el momento, ni se toman decisiones correctas y los santos andan de espaldas. Con estos dos ingredientes tan adversos, es imposible conjuntar y amalgamar un equipo con potencial real de ganar un título.
SE VA AL TREN...
Lo bueno de la Copa América --si algo bueno se puede sacar-- es que se demostró que es falso que sea Messi quien falla, y que esa es la causa de todos los males en la selección, como temerariamente lo afirmaron muchos. Es el entorno el que falla, porque Messi demostró que está muy por encima de todos sus compañeros. Aun cuando no rindió como se esperaba de él en los dos primeros compromisos, fue impresionante su juego en los dos últimos. Ningún jugador de las selecciones que disputaron esta Copa brilló tanto como Messi --a excepción de dos o tres porteros, y tal vez Forlán o Suárez. Pero al igual que en el Mundial de Sudáfrica, no bastó con su esfuerzo y con su clase. Argentina parece destinada a un pecado capital: no poder subirse al Tren Messi, y dejarlo pasar, diciéndole adiós con la amargura de no comprenderlo. Eso parece estar ocurriendo, y no solo con Messi, sino con la maravillosa camada de jugadores actuales (especialmente de delanteros). Irremisiblemente, parece que esta camada será tirada a la basura, incluyendo al mismísimo Rey Leo Messi. Para él es un tormento todo lo que ocurre con su selección; pero jamás declinará defenderla. Grandiosos jugadores tuvieron su trágica historia: Maradona vivió el calvario de la droga; George Best, René Housseman y Paul Gascoine, el del alcohol. La tragedia de Lionel se llama Selección Argentina de Fútbol y todo su entorno.
Messi se fue sin convertir goles en la Copa América, pero asistió 3 de los 5 goles de su equipo, y puso en bandeja al menos otros cinco, que no fueron convertidos por sus compañeros. En el Barsa dispone de más movilidad en todo el frente de ataque, porque Busquets y Xavi conforman un brutal tándem de recuperación y creación, y gracias a ellos, él se puede encargar de otras faenas, como convertir o gestar los goles. En Argentina, no dispone de un tándem similar, ni siquiera juega de falso delantero, sino de enganche (la función que desempeñaba Riquelme).
En parte se entiende esto, porque Argentina posee dinamita pura en los pies de Agüero, Higuaín, Lavezzi y Di María, y parece innecesario e inconveniente meter a Messi --con tantos atributos-- entre estos delanteros, aunque bien podría enseñarles algunas artes a todos. Sin embargo, la verdad es que tampoco ha funcionado este método. Lo usó Maradona y lo usó Batista. Pero a veces da la sensación de que ningún técnico argentino descifró el enigma de cómo aprovechar realmente la mejor arma de su equipo. Esta tarea sigue pendiente. Otro problema es que todos los equipos le asignan marcaje personal de 2, 3 y hasta 4 jugadores a Messi, para evitar que controle el juego, sabiendo que si Leo se vuelve con espacios, se adueña del partido y los liquida. Estos marcajes a estampilla, son un anacronismo en el fútbol actual, y casi parecen reservados solo para Messi.
Leo casi no disparó al marco en los cuatro partidos, porque tuvo pocos espacios cerca de la portería enemiga. Sin embargo, esa distancia le sirvió para, con gran claridad, poner unos pases precisos y perfectos, dejando a sus compañeros totalmente libres para convertir los goles. Aunque Messi pudo desequilibrar lo suficiente para poner tales asistencias, en el fondo su gran capacidad no se aprovecha como en el Barsa, llegando a ser esta una desventaja para Argentina, porque Messi carece de acompañamientos.
EL ALGORITMO MESSI...
Así las cosas, el juego de Messi en Argentina se basa en un algoritmo complejo que lo limita y confunde: si sortea a sus múltiples celadores, puede crear fútbol asociándose con el compañero que esté a su lado; si nadie lo acompaña, debe buscar el hueco, para poner pases de gol; si no hay jugador desmarcado que reciba estos pases, entonces tratará de romper la defensa a base de gambetas; si no logra romper la defensa, perderá la pelota a menos que algún compañero la recupere, y solo si lo logra romper la defensa, tendrá al marco y al portero a su disposición para intentar convertir un gol. Demasiados pasos, para llegar al punto de disparo. ¿No les parece?

En el Barsa, no hay tal algoritmo, todo es mucho más simple, porque el acompañamiento es permanente y natural. En el fondo, la complicidad --a la que me referí en la entrada anterior-- es el lenguaje natural que hablan los jugadores del Barsa. Por ello, Messi puede tomar muchas direcciones para llegar a la meta, y casi todas lo conducen al gol: puede irse al frente realizando paredes con los mediocampistas y delanteros, porque todos, por igual, son capaces de leer sus intenciones y corresponderle; cuando este camino resulta complicado, siempre le queda el recurso de romper la defensa a base de gambetas. Todo lo anterior, gracias a otra clave primordial: el balón siempre le llega, porque el primer mandamiento del Barsa de Guardiola es "robarás el balón con una fe inquebrantable, y luego lo pondrás a disposición de tu equipo". Argentina carece de esta vocación y de este oficio. Seamos justos, pocos equipos en el mundo lo tienen. Por eso es absurdo querer que Argentina juegue como el Barsa. Ningún equipo juega como el Barsa.
COMPRENDERLO O DEVOLVERLO
Como dije en la entrada anterior, a Leo hay que comprenderlo o devolverlo. Como el regreso es impensable, solo queda la opción de comprenderlo. En este sentido, propongo que de una vez por todas, Argentina deje de ser pusilánime, y construyan REALMENTE un equipo que gire en torno a su máxima estrella, inclusive dándole, desde ya, la cinta de capitán. Esto se ha dicho, desde que Maradona tomó el control de la albiceleste, lo han repetido los técnicos y lo ha repetido Grondona; pero nadie le pone el cascabel al gato. El terror paraliza, y no hay cosa peor que la parálisis. Un antiguo proverbio chino dice: el sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él...
Sabemos que es imposible alcanzar el juego del Barsa, pero entonces muramos con el arsenal que tenemos y con el Rey que tenemos. Hagamos ronda alrededor de él, pongamos a jugadores que la toquen para él y con él (Pastore, Biglia, Gago, Banega, por ejemplo) y a Leo jugando en complicidad con ellos. ¿Sería todo ello suficiente para mejorar y tener un equipo justo que pelee las eliminatorias y el mundial de Brasil? Ni por asomo. Sería solo un punto de partida, pero no nos podemos engañar, porque el mayor pecado de Argentina no reside tanto en la incapacidad de armar juego o en la escasa puntería de sus delanteros, sino en su defensa, y eso todo el mundo lo sabe. Hay que hacer ajustes profundos allí, y temo que ese hueco no sera fácil de resolver de acá a las eliminatorias. Además, ya tengo fuertes dudas de que Batista, por sí solo, sea capaz de resolver este enorme problema. En el partido contra Uruguay, TODOS los centros al área de Forlán parecían penales, y fueron ganados por los charrúas; Suárez, de espaldas, le ganó todas las pelotas a los centrales argentinos, y expulsó a Mascherano! En el Mundial de Sudáfrica, Argentina perdió, en dos minutos, la moral contra Alemania, porque con en el primer tiro libre teutón, ya teníamos un gol en contra. Así no puedes ganar nada, por más Messis que tengas en tu equipo.
Por ello, lo primero que tiene que hacer Batista o cualquier técnico es CREAR una defensa, casi partiendo de cero. Sin una defensa medianamente calificada, veo serios problemas para pasar la eliminatoria. ¿Tendrá tiempo el técnico de Argentina para construir una defensa medianamente calificada para esa vital contienda? Ese será el gran reto argentino. Uruguay, Paraguay, Venezuela y Perú llegaron lejos en Copa América, porque poseen defensas fuertes y supieron sacar provecho de las pelotas muertas. Argentina, ni tiene buena defensa ni sabe sacar provecho de pelotas muertas.

Le tocó la mala suerte a Messi de que su generación de compañeros argentinos parecieran no estar a su nivel, y que hasta ahora no haya habido un técnico, ni una estructura, ni un plan, capaz de ponerlos a todos a jugar en complicidad. Y esto ya se ve lejos alcanzarlo. Lamentable reconocer cuanto se aleja un título para la Argentina. Ahora solo queda soñar con Brasil 2014. Y si Argentina se clasifica, estarán esperándolo, con la cara enfurruñada, selecciones realmente candidatas como España, Alemania, Uruguay y la misma Brasil, que tendrá la casa a su favor.
MAESTRO TABÁREZ
Después del partido contra Uruguay, su técnico Oscar Washington Tabárez declaro: "En acciones individuales, Messi es un gran jugador, dentro de lo máximo que ha tenido la historia del fútbol y nos costó mucho, pero trabajamos mucho en la planificación del partido. Sabemos que Messi es un jugador determinante y mucho del ataque de Argentina dependía de su potencial individual. Creo que él jugó un muy buen partido. Eso también nos deja contentos, porque no es fácil sobrellevar un partido con este tipo de jugadores". Messi no está para dejar contentos a los rivales, don Oscar; Messi está para dejar contentos a sus equipos y a sus seguidores. Es absurdo e ingrato que la felicidad charrúa se sustente en disminuir e invisibilizar a Messi. Cuando el rival se va contento porque venció o anuló a Messi, el mundo quedó al revés... Por más talentoso que sea Lionel, no puede su equipo encomendarse únicamente a la suerte de su genio, porque en el camino encontrará defensas tan completas como la de Uruguay. Sobra decir que con esta defensa y con delanteros tan buenos como Forlán y Suárez, Uruguay aún puede aspirar a mejores logros en Brasil 2014.
Al contrario de Uruguay, el futbol argentino, de forma general, vive horas aciagas, en los clubes, en las selecciones y en la organización--y no de hoy, sino casi desde que Maradona abandonó los campos de juego. Lo paradójico es que a pesar de lo mal que se hacen las cosas, siguen produciendo buenos y excelentes delanteros (lástima que no produce aún buenos defensas, ¿por qué será? mmm...).
En su famoso ensayo, El Mito de Sísifo, Albert Camus afirma que Sísifo experimenta la libertad durante un breve instante, cuando ha terminado de empujar la piedra a la cima y esta rueda deprisa, valle abajo; ese instante en que ya no carga la piedra, y debe bajar de nuevo a buscarla, "hay que imaginarlo a Sísifo feliz", declara Camus. Yo no quiero eso. No queremos a Messi feliz por haber dejado el fardo, aún tratándose de solo un instante. Todo lo contrario. Aún sabiendo que está destinado a sufrir con la albiceleste, lo queremos un poco más rebelde, dando un puñetazo y diciendo a todos: "no la toquen, voy de nuevo por esa piedra"...
Gracias amigos, seguimos pronto con la pretemporada del Barsa, de frente a la nueva temporada. Será fascinante una nueva batalla contra Mourinho!
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