John O. Anderson era un destacado jugador de cricket y de fútbol en la Argentina. En el año 1901 jugaba para el club Lomas Athletic, que fue el equipo preponderante en el siglo XIX, en la alborada del fútbol argentino. Aparte de sus dotes como líder y futbolista, Anderson era un organizador nato. Fue él quien tuvo la iniciativa de conformar un combinado nacional, y convenció a la Liga argentina y a la contraparte uruguaya de realizar un partido interselecciones, en tierra charrúa. Más de 7 000 espectadores se dieron cita para ver el cotejo, en el Paso del Molino, Uruguay, el domingo 20 de julio de 1902. Más de un millar de aficionados argentinos cruzaron el Río de la Plata, para ver por primera vez a su combinado nacional.
El diario La Nación de Argentina, en el año 1977, apostillaba: "El conjunto argentino estrenó para ese encuentro la primera vestimenta internacional: camiseta celeste, pantalón blanco y medias negras, que años más tarde fue cambiada por la actual". Además de estos hechos sobresalientes, que evocan el fiat lux, hubo otros igualmente memorables, como que Ernesto Alejandro Brown, de apenas 17 años integrara aquel combinado, y que el primer gol de la selección de argentina lo marcara C.E.Dickinson, y por supuesto que el partido terminara con un resultado categórico para los argentinos: 6 a 0. Pero hubo un hecho aún más sobresaliente y fue que el capitán fuera el propio John O. Anderson, convirtiéndose, aquella tarde, en en el primer Capitán de la selección argentina de la historia.

Ahora usemos la máquina del tiempo para adelantarnos un poco más de un siglo, 109 años para ser exactos, y descubriremos que la distinción de capitán ya no recae en J.O. Anderson, sino en Lionel Andrés Messi, el capitán más joven de todos los capitanes albicelestes, desde aquel lejano año 1902.
Antes de que Alejandro Sabella y Javier Mascherano le dieran esta emblemática cinta, Leo había tenido dos escarceos con ella: el primero fue el martes 22 de junio de 2010, ante la selección de Grecia, en el Mundial de Sudáfrica, y luego, el 16 de julio de este año 2011, durante la Copa América, en el partido contra Uruguay. Cuando Mascherano sale expulsado en el partido contra los charrúas, y se quita la cinta de capitán, para dársela a Messi, no sabía que le estaba pasando la estafeta en forma permanente. Messi tampoco lo sabía; pero no sintió ajeno aquel blasón rodeando su brazo...
En los registros históricos, siempre se consignará la fecha del 2 de septiembre de 2011, como el día en que Messi fue Capitán (oficial y permanente) de la selección mayor de Argentina, en el partido contra Venezuela, en Calcuta. Sin embargo, para mí, Messi fue capitán del combinado albiceleste, desde el minuto 85 del partido contra Uruguay, aquel doloroso 16 de julio de 2011.
Messi recibió la cinta con orgullo y satisfacción, pero no de la misma forma en que la exigió siempre Maradona. Con la cinta de capitán --cualquiera que fuera su equipo-- Maradona se creía un ser superior (y a fuerza que lo era). Era más pequeño que todos en el terreno de juego, pero con aquella cinta , se veía inmenso contoneándose como un pavorreal, y sacando el pecho con más prestancia que un levantador de pesas. Tengo la impresión de que Maradona es un hombre inmensamente supersticioso, y que aquella cinta le daba confianza, y le ayudaba a encontrar la sintonía para sentirse --y ser-- más grande que todos en la cancha. Siempre dio la sensación de que nació con la cinta de capitán, y que la usaba hasta en las reuniones de escuela de la Dalma y la Giannina. A Messi, en cambio, le llegó como en cámara lenta, cual ave mansa que se posa plácida en aquel brazo después de dar mil vueltas, como esas parejas que durante años fueron solo amigos, y de pronto se enamoran...
No le ayudará a meter goles la cinta a Messi. Eso lo tenemos claro. Porque en todos los partidos que la ha llevado, se ha ido en blanco. Claro que lo digo en broma. Es obvio que pronto Leo volverá a meter goles trascendentes con su selección, como lo hace en el Barsa. Lo cierto es que pese a su condición de capitán novicio, ha sido muy correcto, mostrando bastante liderazgo. Se nota que la cinta le viene bien, la porta con orgullo y con el respeto que esta merece, sabiéndose afortunado, porque aquella no le llegó de la noche a la mañana, ni por imposición o decreto de nadie, sino porque ya le tocaba... “No fue una decisión que partió de mí". Dice su técnico, Alejandro Sabella. "Que sea capitán es una decisión acertada. Javier había hablado con Messi y se lo había planteado. Yo fui parte de la conclusión a la cual se llegó. Messi es extraordinario, el mejor del mundo. Merece la cinta de capitán”... (se adquiere la cinta de capitán) “por personalidad, por jerarquía o por ambas”.
Manifestando gran júbilo por llevar la cinta de capitán de su selección, el mismo Leo dijo: (*)
“Se decía que no soy líder o no podía ser capitán. Hay muchas otras cosas que hacen falta para ser capitán, que hay que demostrar. Me gané el respeto de mis compañeros y eso es lo fundamental”
“La cinta no me cambia, porque uno quiere lo mejor para la selección y la responsabilidad es siempre la misma”
“Este era el momento, estoy contento para recibir la cinta, la quería. La responsabilidad es la misma que tenemos todos con la Selección. Creía que era el momento de agarrar y espero que me traiga suerte. Estoy contento, tranquilo y agradecido con la cinta”.
“La cinta no me cambia, porque uno quiere lo mejor para la selección y la responsabilidad es siempre la misma”
“Este era el momento, estoy contento para recibir la cinta, la quería. La responsabilidad es la misma que tenemos todos con la Selección. Creía que era el momento de agarrar y espero que me traiga suerte. Estoy contento, tranquilo y agradecido con la cinta”.
Estoy convencido de que Messi portará perfectamente este emblema, porque estaba predestinado a llevarlo, desde aquel lejano junio de 2004, cuando siendo juvenil, usó por primera vez la camiseta albiceleste, en un partido amistoso contra Paraguay.
Y sin el menor asomo de patrocinio al pibe, sino por la forma en que su historia se ha ido cimentando, me atrevo a vaticinar lo siguiente: de la misma forma en que estaba predestinado a ser el capitán de su selección, Lionel Messi está predestinado a ser el capitán del Barsa, no más allá de julio del año 2016.
“Con el brazalete o sin él, Messi es el mejor del planeta. A los jugadores únicos, ser capitán de un equipo no les cambia absolutamente nada en cuanto a responsabilidades. Esa obligación le va a sentar muy bien”, ha manifestado Juan Román Riquelme, el jugador emblemático de Boca, y exjugador del Barça y del Villarreal.
“Me parece bárbaro que Sabella haya hecho su elección y me parece bárbaro que Messi sea el capitán”. Dijo Maradona. Hay quienes ven una doble moral del Diego, por no haberle dado la cinta a Messi cuando él fue entrenador. Pero yo no se lo reprocho. Me parece que Diego no quiso abrumar aún más a Messi dándole, además del 10, la cinta de capitán; en su lugar, repartió la responsabilidad del liderazgo entre Leo y Mascherano. Fue una decisión correcta, porque, además, Messi no estaba preparado para asumir todos los galones. Recordemos que El maestro aparece cuando el alumno está listo. Messi ya lo está.
Como lo dije anteriormente, este es un acto importante para premiarlo por su implicación con la selección, y como ésta se ha convertido en un barco asolado por tempestades, es mejor sacar partido del mejor capitán posible, y construir un equipo a su alrededor. Indudablemente, es una apuesta al vacío, un disparo al blanco con la sola bala que queda; pero no hay mucho más por hacer. Si de todos modos esta nave ya cruza el mar por la peor ruta posible, entonces que la conduzca el más fiable capitán.
Obviamente, esta decisión no certifica que el barco llegará indemne a puerto (si lleva 20 años a la deriva!); pero al menos será la mejor elección. Eso sí, el capitán tendrá que cambiar algunas cosas --o asimilarlas--, como por ejemplo, dar la cara con más frecuencia a la prensa y saber responder con aplomo, firmeza y coherencia, aun a aquellas preguntas y cuestionamientos más desatinados; acuerpar a su entrenador, defender a sus compañeros, en la cancha y fuera de ella; discutir con personalidad ante los árbitros, y no perder el tiempo echándoles culpa de los equívocos propios, y finalmente, ganarse el respeto del equipo rival, teniendo siempre hacia ellos una palabra y un gesto de tolerancia. Gane o pierda su equipo, buscará al adversario y le dará un saludo. Por más desilución o rabia que tenga ante una derrota, sabrá responder a la prensa y reconocer las virtudes del contrario.
El capitán, lejos de encararse con un rival, sabrá eludirlo, y buscará conversar con su homónimo del otro equipo. El capitán será escrutado mucho más que cualquier otro jugador de su equipo, y se le medirá por un rasero diferente. El capitán nunca buscará ser el sustituto del entrenador. El capitán no amonestará a sus compañeros usando gestos prepotentes, pero les dará indicaciones claras y sabrá señalar los errores. El capitán no contribuirá a despertar la ira de la grada rival ni permitirá que un compañero suyo lo haga. El capitán no gozará de otro privilegio más que ser el líder de su equipo en la cancha. El capitán será un faro capaz de iluminar hasta a los jugadores rivales.
Finalmente, corresponde a la labor del capitán llevar una bitácora actualizada... No se inquiete, Capitán, que nosotros, desde acá, le llevamos sus apuntes...
(*) Citas tomadas de de http://muymessi.com/
Los dejo amigos y amigas con La Canción del Capitán del cantautor Fidel Gamboa, recientemente desaparecido, para pena de muchos que admiramos su obra...