En un ignoto poema de Borges, dedicado al escritor irlandés James Joyce, el genio argentino pondera dos emociones humanas: el coraje y la alegría. Casi con vehemencia evangélica, Borges suplica a la Divinidad contar con ambas gracias por igual, para sobrellevar el pesado fardo del día. Coraje y alegría, en dosis perfectamente simétricas, inoculó Pep a sus discípulos, para llevarlos al Santiago Bernabéu, después de que Mourinho fuera capaz de arrebatarles una preciada copa, y después de que el caudillo lusitano lo hastiara a más no poder, con su verbo truculento.
Coraje casi rayando en furia externó Guardiola en la conferencia de prensa, un día antes del duelo de Champions, con un lenguaje fuera de tono, que dejó pasmados a todos. Fue impropio de la imagen de Guardiola, pero también fue SU respuesta a la provocación sistemática de Mou al entorno del Barsa y al liderazgo de Pep. El coraje de Pep no vino acompañado de la alegría, de ahí el exabrupto.
Mou es un genio de la trampa. Sus resultados --que son de los mejores-- dependen en un 50% de sus jugadores y de su libreto archiconocido; y en el otro 50%, de su facilidad única para sembrar la duda, de agregar tensión, de infundir temor, de adulterar los escenarios, y de exasperar al rival hasta lo indecible, antes de los encuentros. Sus estrategias suelen funcionar, porque desvía, con pasmosa facilidad, la atención de sus carencias, y por el contrario, resalta como nadie sus logros --que son muchos por cierto--.
Cuando Pep estalla en la conferencia, es porque Mou logró llevarlo a dicho estado de ánimo, y su desafiante proceder anuncia que el duelo será monumental. No falló Pep. Es cierto que el Barsa inició el partido algo titubeante; pero ya todos sus jugadores estaban suficientemente cargados de coraje. Quien sembró vientos y recogió tempestades fue el propio Mourinho. El Barsa, esta vez, no jugó con un cuchillo entre los dientes, como ocurrió en la final de Copa, sino cargado de coraje, como también de alegría. Su juego no fue brillante, pero sí preciso. No hizo falta Iniesta, porque Keita --que ciertamente no tiene la verticalidad del manchego-- poseyó el músculo adecuado, para enfrentar a los Pepes y los Diarrás que hubiera en Chamartín. Y la imagen que muchos temían y otros soñaban de Cristiano comiéndose la banda izquierda del Barsa, por la ausencia obligada de los laterales brasileños, nunca se materializó, porque el León Puyol, emergió en el último minuto, para amedrentar al poderoso corcel blanco.
Seamos sinceros, el juego de ayer lo ganó el Barsa, porque así lo dice el marcador, y porque Messi sentenció. Mourinho al buscar el 0-0 jugó al límite, y con el Barsa eso puede dar réditos una vez; pero no siempre. Es verdad que la expulsión de Pepe condicionó el resto del partido; pero así ocurre en los juegos trascendentales, de las grandes gestas. Es un error monumental de Mou echarle la culpa al árbitro, porque este se limitó a aplicar el reglamento. A veces te beneficia y a veces te perjudica. Pero el juez tiene que impartir justicia, y todos los que se someten a su dictamen, saben que puede errar. No fue este el caso. Porque el juez acertó, por más vídeos o fotos trucadas que emerjan ahora de la prensa blanca. Quien comete la fechoría es Pepe, no el árbitro.
Se queja Mourinho de que siempre tiene que jugar con 10. Entonces, que encare a sus jugadores, los amoneste y los aleccione para que no mengüen a su equipo; pero que no la emprenda contra la UEFA, contra el Barsa, contra la UNICEF, y casi contra.. el Dalai Lama. Es absurdo y cansado su perenne discurso. Para él, fue injusta la roja a Pepe, la amarilla a Ramos (quien desea convertirse en el nuevo Goikoetxea), la roja a Albiol, todas las tarjetas contra ellos son falsas, arregladas, orquestadas por fuerzas enemigas. Absurdo que lo diga, pero más absurdo que le sigan el juego en Madrid. Es facilísimo comprender que el perfil de jugador-defensivo-estilo-Mourinho, como Pepe, como del Horno, como Motta, como Maicon y como Ramos (para nombrar solo a unos), corresponde a jugadores que siempre estarán al límite del reglamento, por ello es muy entendible que los expulsen o los amonesten. Claro, esto aplica, en general, para cualquier defensa, sea del Madrid, del Barsa o del Hércules; pero en el caso del jugador-defensivo-estilo-Mourinho es doblemente riesgosa, porque ellos juegan como fieras posesas. Así es más fácil que les expulsen, aun cuando en su juego haya cierto mérito (yo mismo pienso que Pepe es un jugador que se multiplica, que recorre enorme terreno, que parece tener tres pulmones, que marca como pocos a Messi, que se desangra por su equipo; pero esas buenas cualidades, las desparrama en un instante, cuando pierde la cabeza y saca su guadaña). Es imposible entender el juego de Mourinho sin expulsiones (recuerden la brutal agresión de Del Horno a Messi, en Stanford Bridge!). Así de claro.
Lo malo de todo es que Mourinho siempre tiene a mano su discurso victimista, que caracteriza a su figura de redentor. Va vendiendo humo y sus parroquianos se lo compran. Es inconcebible la manera que tiene de desviar la atención. Nunca se equivoca, casi nunca reconoce sus derrotas, y cuando lo hace, las realiza anteponiendo la soberbia y no de la humildad --esta es una derrota fácil de digerir fueron sus únicas palabras, después de encajar 5 a 0 en Camp Nou--. Jamás imaginó que en España sería humillado como nunca en su vida, y eso lo tiene lleno de terror y también de dolor. No está dispuesto a seguir ese sendero, y a causa de ello se refugia en la excusa.
Cuando el árbitro Stark expulsa a Pepe, a la vez que se sintió frustrado, también supo que tenía la coartada perfecta, si perdía el partido y la serie ante el Barsa. En ese instante, Mourinho más se preocupó por preparar el más bilioso discurso que haya expresado en su vida, que a hurgar en su saco de genio para hallar la estrategia que permitiera cambiar el destino del juego, como sí lo había hecho en el partido de Liga dos semanas atrás, o en la final de Copa. Contrariamente, se dedicó a pensar en su discurso, sentó a Kaká y a Granero que estaban calentando, y se batió en retirada, entregando la serie. Indigno e impropio del gran general que todos creemos que es. Pienso que con este discurso, Mourinho empezó su retirada, no solo de la Champions y de la Liga, sino de su sitial en el banquillo blanco. No está dispuesto a seguir transitando más tiempo por un derrotero donde campea el Barsa. No piensa Mourinho en el futuro Blanco, sino en su propia figura e imagen, venida tan a menos.
El Real Madrid debería enfocarse en jugar bien con los grandiosos jugadores que tiene, debe tomar el rumbo de jugar de tú a tú contra su archirrival, aunque pierda 2-6. Es mucho más digno y propio de la filosofía madridista el juego del 2-6 que el del 0-2 de ayer. Y volver a mirar con seriedad su cantera, tan desdeñada por Mourinho. Cuanto más rápido vuelva a su filosofía, más cerca estará de luchar, dignamente, contra el Barsa. Basta ilustrar lo anterior echando una mirada a la banca de ambos equipos.... La banca del Real Madrid de ayer: Benzema, Kaká, Adebayor, Higuaín, Granero, Garay y Adán. La del Barsa: Milito, Jeffren, Affellay, Fontás, Sergi Roberto. Es apabullante la comparación: la banca del Madrid vale millones de euros, y cuenta con pólvora y experiencia suficientes. Mourinho, prácticamente no la movió, no porque expulsaran a Pepe, sino porque su estrategia inicial era no tocarla, o casi no tocarla, para buscar las tablas, particularmente el 0-0, porque el 1 a 1, hubiera sido casi una derrota. La banca del Barsa, por el contrario, es inédita: ¿quién es Fontás?, ¿quién es Sergi Roberto?, ¿cuántos minutos tiene Jeffren en esta temporada?, y ¿qué puede hacer en un clásico ese tulipán en formación llamado Affellay? La banca del Barsa se nutre de la cantera. Mourinho es enemigo declarado de las canteras.
El ya famoso ¿Por qué? de Mourinho, deberían entonarlo los madridistas a coro, pero dirigido a ÉL: ¿Por qué? ¿Por qué, señor Mourinho dejar inmaculada esa banca de lujo, llena de nueves y dieces?
Pep, en cambio, sí arriesgó colocando al tulipán, quien inició con su juego de ayer un romance con la afición culé. La asistencia a Messi, en el primer gol, es de enorme coraje. El holandés también bebió de esta pócima, y ejecutó providencialmente.
Cristiano Ronaldo
Cristiano es un jugador hecho a la imagen y semejanza de Mou. Dudo que en toda su carrera, el técnico portugués haya dispuesto de un atacante más completo, ambicioso y comprometido. Una buena dosis de la animadversión hacia Ronaldo proviene de su inmadurez, que lo hizo decir cosas como: "Yo soy el primero, segundo y tercer mejor jugador del mundo", y "a ver si nos meten ocho...". En cambio, cuando hacemos el ejercicio sensato de concentrarnos en valorar su juego, es absurdo negar sus condiciones y su liderazgo. En los últimos juegos, Cristiano se ha curtido inmensamente. Uno lo ve centrado en el juego, evita polémicas con el árbitro y con los jugadores rivales, huye de las provocaciones y tampoco las realiza. Se limita a tratar de jugar lo mejor que puede.
Reconozco que en los dos primeros partidos de estos cuatro clásicos he visto al mejor Ronaldo que yo recuerde. Y aún cuando ayer no hizo un gran juego, porque no era posible, también fue el mejor de su equipo, porque se partió el alma, y sobre todo porque tuvo el coraje, por primera vez en su vida, de evidenciar su disgusto no solo con el equipo, sino también con el sórdido juego de su jefe. Se hartó de parecer un monito detrás del balón, sin siquiera tocarlo. Regañó a sus compañeros, e indirectamente censuró a Mourinho, sin importarle las consecuencias. Esa actitud de Ronaldo, lejos de criticarla, me inspiró respeto a su persona y a su condición del mejor jugador del Real Madrid. Pero esa rabieta, deberían repetirla los directores del equipo contra Mourinho. Ese enfado de Cristiano, no falta mucho, para que se vea en la grada del Santiago Bernabéu...
La aparición de Messi
Capello, Juan de Ramos, Schuster, Pellegrini y Mourinho han tenido que quebrarse la cabeza, para definir sus defensas en función de Messi. La primera víctima fue Capello. No más en su primera aparición en la escena de un Clásico en Camp Nou, la Pulga le colocó 3 goles al equipo del italiano. A partir de ahí, todos los técnicos madridistas han tenido que pasar noches en vela pensando cómo detener a Messi. Juan de Ramos, no lo pensó mucho para soltar varios mastines y ordenarles cacería sin cuartel al pibe. Schuster inició la técnica de la jaula. Y Mourinho prefirió asignárselo ... a Pepe!! Todo ha sido en vano. Porque, Casillas ha tenido que ir 10 veces al fondo se su marco, para recoger las bolas inquietas y electrizadas que toca Lionel.
Es cierto que a veces parece que no está, que la estrategia parece estar funcionando, que está mansito y que no hará daño alguno. Pero Messi siempre nos recuerda que el partido dura 90 minutos, y que su consigna no es precisamente meter un gol, sino ser siempre decisivo para su equipo.
Es claro que Pepe había hecho notable trabajo de marcación a Messi; hasta con cierta limpieza, había logrado marcarlo y despojarlo de balones. Sin embargo, Pepe tomó la decisión equivocada de repartir leña, y por ello se fue a la ducha. Y claro, Lionel liberado es un torbellino. Por este motivo, el Madrid retrocedió. Messi se hizo dueño de la pelota y del juego, encontrando en Xavi su habitual lugarteniente. Encima de ello, la profundidad de Affellay ayudó a que el instinto de killer de Messi se avivara. El primer gol es típico de un 9 --recordemos que Messi es uno de los pocos jugadores del mundo "capaz de cambiar de camiseta", sin que nadie se percate--. Y el segundo gol es típico... de Messi. Es quizás el gol más bello anotado por Leo al Madrid. Gracias a su clarividencia, atisbó un resquicio que nadie más es capaz de ver y se metió por él, a la velocidad del rayo, sin que nadie pudiera evitarlo. Cuando se percataron, ya había eludido cinco rivales con la pelota pegada al pie, y demostrando que su derecha no es menos útil que su izquierda, la metió cruzadita ante el asombro del mejor portero del mundo. Me da un poco de pena por Casillas, porque es el jugador del Madrid que más admiro, después de la salida de Raúl. Es el mejor portero que he visto en mi vida, un ejemplo total.
El gesto de Busquets al entregarle la pelota a Lionel me trajo tres imágenes a la mente: el enfermero que raudo abre la puerta al cirujano, para que este entre al quirófano y haga su incisión artística; el hombre que abre la puerta al toril, para que entre el toro furioso a ejecutar su faena, y finalmente, un jugador de los Bulls de Chicago, entregándole una pelota dulce al mejor basquetbolista de todos los tiempos, para que decidiera un simple encuentro o un anillo...
¿Está decidida la serie?
Jamás... darlo por un hecho sería un error mayúsculo, más aún tratandose del Real Madrid de Mourinho. Esa casaca blanca pesa demasiado, siempre provoca susto y respeto. Si el Barsa asume que el Madrid está muerto, podría derivar en la eliminación más dolorosa de su historia. Una vez Messi hizo un partido infinitamente mejor que el de ayer, en una Copa del Rey, con escasos 19 años; en dicho juego tuvo la osadía de repetir el Gol del Siglo de Maradona, y por si fuera poco, hizo otro espectacular golazo, que la ingrata memoria ha condenado al ostracismo. Ese partido terminó 5 a 2 a favor del Barsa. Al equipo de Rijkaard solo le bastaba con empatar o inclusive perder por 2 goles de diferencia en el partido de regreso. Perdió por 4 a 0, y quedó eliminado! Lionel no jugó ese segundo partido por lesión. Si el Barsa no tiene presente este duro evento, y subestima al Real Madrid, puede ocurrirle lo mismo, con consecuencias superiores. Porque si hay un equipo en el mundo habituado a les épicas, y a ganar partidos y hasta ligas in extremis, ese es el Madrid.
El Barsa no debe olvidar el coraje y la alegría, cuya combinación perfecta hizo posible el triunfo en el Bernabéu. Nunca es bueno enfrentar estos juegos solo a base de coraje, ni tampoco solo con alegría. La alegría sola, puede derivar en la hilaridad vana. El coraje solo, puede conducir a actos impropios como los exabruptos de Guardiola o inclusive el censurable pelotazo de Messi a la grada del Bernabéu, el pasado 16 de abril. Pero también puede derivar en furia descontrolada y hasta en agresión brutal... Para ilustrar esto último les comparto este par de videos. ADVERTENCIA: ninguno de los dos está trucado, y son inconvenientes para menores de edad. Juzguen ustedes!
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