
Es la segunda vez en los últimos tres meses que Leo arrebata, con coraje felino, una pelota a uno de sus compatriotas. Primero fue a Angel Di Maria en el juego contra el Real Madrid, el pasado 29 de noviembre de 2010, jugada con la que iniciaría la goleada histórica que propinó el FC Barcelona al Real Madrid (5 a 0). Y luego, al Kun Agüero, en el partido del sábado anterior, en la goleada al Atlético de Madrid.
El robo al Kun es muy impresionante, no solo por haberle quitado la pelota a este inmenso jugador, sino por la forma en que Leo lo hizo: como dos fieras detrás de su presa, ambos se lanzaron en pos del balón; la mejor de ellas quitó el trofeo a su adversario y, una vez en su poder, pasó el vellocino a sus compañeros. El mensaje de Leo fue brillante: "aunque se trate de mis queridos compatriotas, con quienes gané Medalla de Oro en Pekín, y a quienes quiero entrañablemente, en el terreno de juego son mis rivales, y solo veo sus camisas blancas o rojiblancas. Punto. Por lo tanto, voy tras ellos como mi naturaleza señala. Soy el mayor depredador del rectángulo verde y nada me detiene cuando agudizo la mirada".
Esto no lo hace por pura solidaridad; quiero decir: no solamente por ello; sino porque se aburre cuando no toca el cuero. Claro, hay grandiosos compañeros en su equipo que le pasan la pelota (no tan frecuente como él o muchos desearíamos), pero una vez que la tiene en su poder, él hace sus conocidas diabluras. Cuando la pelota recorre el campo pegada a su pie, las defensas tiemblan. Cuando no la tiene, sus adversarios descansan. Cuando siente que su más amado objeto en el mundo se le aleja, va tras él hasta alcanzarlo. Ya desde niño robaba pelotas a sus rivales, y hasta los dejaba en evidencia ... ¿recuerdan aquella jugada --con escasos 6 años-- cuando roba la pelota al equipo que acaba de moverla en mitad de la cancha? se va la taimada pulguita, driblando rivales y anota un golazo tipo-getafe... que cosa más increíble!
Leo es un gran jugador defensivo. Resulta harto difícil encontrar un jugador que convierta y ceda tantos goles, y que de paso defienda su equipo a muerte. Esa jugada contra Agüero bien merece todo el partido, así no hubiera convertido un solo gol. Pero esa noche metió 3! Y entonces... ¿para qué discutirlo al Leo?, ¿para qué perder tiempo en comparaciones?
Fue tan impresionante la actuación de Messi ante el Atlético que hasta el mismo Quique Sánchez Flores regaló un ramillete de elogios a Leo: es el Di Stefano del S XXI, señaló con naturalidad... como natural fue que dichas palabras no sentaran bien en la Casa Blanca de Madrid: Valdano salió con un "Domingo Siete", para quitarle hierro a la "herejía" de Quique, al afirmar que el verdadero Di Stefano del S. XXI es .... Ronaldo. ¿Ronaldo? No rima, ¿Verdad?
Pero la noticia de la noche no fue que Leo se llevara para su casa el balón por su enésimo Hat Trick, ni que Abidal devorara cada centímetro del césped del Camp Nou, y aún así se quedó a un palmo de convertirse en el mejor de la noche... la grandiosa noticia del sábado fue que el FC Barcelona rompiera un record de más de 50 años. Desde la temporada 1960-1961, el Real Madrid tenía en su poder el record de victorias consecutivas con 15, una cifra que se hacía inamovible para cualquier equipo. Pero Messi y el Barca, han podido con todo. El hecho es trascendental, porque el Real Madrid era un equipo legendario que contaba con una delantera de ensueño: Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. El web oficial del Real Madrid indica que "De los 30 partidos disputados, ganó 24, empató 4 y tan sólo perdió en dos ocasiones. Logró 89 goles a favor –veintisiete más que el Barcelona, segundo realizador- y solamente encajó 25 –diez menos que el Atlético de Madrid, segundo equipo menos goleado. Obtuvo 52 puntos de un total de 60 posibles y consiguió 22 puntos positivos. El pichichi del torneo fue Puskas con 28 goles. Di Stefano era el mascarón de proa de este barco (como lo es ahora Messi para el Barcelona). El Real Madrid era un equipo de ensueño, no solo por ese nuevo récord de la temporada 1960-61, sino porque en 1960 venía de ganar 5 copas de Europa en forma consecutiva, gracias a su estrella Di Stefano (55-56-57-58-59). Otro record que en este momento parece inalcanzable para cualquier equipo. Ese año, el Real Madrid no llegó a la final; esta la disputaron el Benfica y el FC Barcelona, juego ganado por los portugueses 3 x 2. En el año siguiente, de nuevo el Benfica gana la copa de Europa esta vez contra el Real Madrid, por marcador de 5 a 3, con dos goles de Eusébio, quien se había incorporado ese año al equipo. No cabe duda de que este equipo fue el mejor Real Madrid de la historia, cuya fama perdura hasta este momento, pero cuyo cetro como el mejor equipo de la Historia, ya le fue arrebatado por el FC Barcelona de Pep Guardiola.
Por todo lo logrado por el FC Barcelona esa noche, y por Leo Messi en particular, resulta indignante que un gran entrenador como Mourinho encienda una pequeña hoguera criticando a los rivales del Barça, que según él tienen miedo a meterle la pierna a Leo, mientras que a su protegido lo cosen a patadas. "A Cristiano le pegan, con otro tienen miedo de meter el pie", vocifera Mourinho. No le tienen miedo a meter la pierna, de hecho le dan leña y mucha, pero también Leo tiene la virtud de saber escapar, gracias a su inmensa rapidez. Acaso ¿no han visto las piernas como guadañas persiguiendo sus tobillos? ¿Qué pretende Mourinho?, ¿acaso iniciar bien temprano la campaña para que despedacen a Leo, y repetir en el Bernabéu una escena de cacería estilo "Juanderamos"?, ¿crear un nuevo "Delhorno"? Como dijo el prestigioso periodista Santiago Segurola, director adjunto de Diario Marca de Madrid...." a Messi le han pegado mucho y duro. Desde Del Horno, en aquel famoso partido en Stamford Bridge, con Mourinho en el banquillo del Chelsa, hasta la selectiva operación de derribo en la época de Juande en el Madrid. Sería mejor tener cuidado con estas declaraciones, no vaya a ser que alguien se confunda y se sienta autorizado a buscar más tobillos de los deseables". Sobran las palabras!
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